Pienso: "La luna es mía y míos son todos los
cráteres".
Entonces empiezo a pensar: "Me cubre una fina
lluvia de penas. Poseo todos los pájaros de hielo azul del pecado. Tengo el
control del mar". Y: "Todo despunta desde el mar".
Entonces hundo mi mano en el aire y digo: "Quiero
comer los peces-espada, luchadores del mar, que clavan sus espadas en los
barcos". Y: "Quiero comer sus espadas".
Más: "Quiero la venganza de aves lascivas. Aves
terribles de alas húmedas sobre el mar." Y: "Quiero luchar".
Entonces pienso en las olas impuras del océano y las
sensuales hierbas de crema de limón de la luna.
Pienso: "Voy a dormir". Y: "Sueño con
pelo gris". Y permanezco echada e inmóvil por un tiempo. Pienso:
"Puedo hervir margaritas con pelo gris...".
Entonces rompo a llorar y las lágrimas fluyen hasta
mis dientes. Pienso: "Todos tienen que morder redes de plata".
Todo el tiempo trato de pensar: "Los peces
descansan en el mar". O: "Algunos peces flotan en el mar".
Y me quedo muy
quieta y me digo: "... En mitad de la noche... hay calma total... no hay
cangrejos que vengan a por ti...".
Entonces me incorporo y formo una copa con las manos
sobre mi nariz y sacudo la cabeza lentamente adelante y atrás.
El mundo se alza a ambos lados de mí. Pienso:
"Tengo que morir".
Entonces me quedo en la misma postura por un tiempo.
La luna ondea y forma volutas a mi alrededor.
Pienso con claridad: "Tengo que acostarme boca
abajo". O si no: "La luz de la luna se despliega por mi espalda como
el mapa de alguien que quiere huir".
Entonces pienso con desánimo: "Arrendajos
tiranos... que vuelan... alrededor". Y: "...Ladrones de fruta...".
Y: "Halcones tricolores asesinos... con sus cantos".
Me acuesto de lado para que las lágrimas resbalen de
un ojo al otro.
Digo: "Tengo que inventar oscuras rosas de ámbar
nunca vistas...".
Entonces arreglo las sábanas que están enrolladas en
mis tobillos y pienso: "Tengo que ser torturada".
Entonces continuo pensando cosas sobre la luna, como:
"La luna es una bola de enganche plateada... serrada... de los remolques
del mundo".
Me digo: "... Entrada la noche... un plácido
monstruo marino... surge del mar... con algas en la cabeza... para
mirarme...".
Pienso de nuevo en la luna: "La luna es un
grillete de plata".
Entonces pienso en las aves que me rodean.
Me froto el estómago con las manos y pienso: "Oh,
no". Y comienzo a llorar.
Arranco de un tirón largas lágrimas de mis ojos y miro
a la distancia.
Lentos parpadeos se vienen abajo.
Entonces me aprieto la muñeca con fuerza y observo hincharse
las venas, y así me vuelvo vascular a la luz de la luna.
Pienso: "Los pájaros son bellos autómatas".
Y me doy la vuelta.
Envuelvo mi mente de satén y pienso en mi descontento.
Me revuelvo.
Derramo más lágrimas que cruzan mi rostro y pienso:
"No, no, no. Los peces están mordiendo el océano".
Pienso: "Los pensamientos son como terribles
profesoras de ballet con sus bastones".
-- poema de Chelsey Minnis, de su libro "Zirconia" (2001, Fence Books)
-- traducción de Tive Martínez, 2016
-- fotografía: NYU Creative Writing
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