Estos poemas no viven: es un triste
diagnóstico.
Desarrollaron los dedos de pies y
manos bastante bien,
sus frentecillas rebosantes de
concentración.
Si fallaron a la hora de andar como la
gente
no fue por falta de amor de madre.
¡Oh, no puedo comprender qué les pasó!
Tienen la forma y el número correctos,
y cada pieza.
¡Se les ve tan monos en el fluido como
en conserva!
Sonríen y sonríen y sonríen y sonríen
para mí.
Y aun así sus pulmones no llenan y a latir no comienzan.
No son cerdos, no son siquiera peces,
aunque tienen un aire porcino y
blanducho--
Sería mejor que estuvieran vivos, y lo
estaban no ha mucho.
Pero están muertos, y su madre casi
muerta de confusión.
Y miran fijo con espanto, y no hablan
de ella ni un tanto.
© The State of Sylvia Plath ( traducción de José María Martínez, 2013 )
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