He perdido la esperanza, y el consuelo
no me lo da Deep Purple ni el
penúltimo
rapero,
sino Henry Purcell, organista
y compositor barroco,
que hizo cantar a la reina
cartaginesa
para solaz de una escuela de
señoritas.
Ya tengo rota el alma, no me
rompas
también los oídos. No
me lo
pongas más negro.
Envuélveme en belleza, y que sea
ésta
el último
refugio.
© José María Martínez, 2013
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