Oriette D'Angelo (Caracas, 1990) es una de las nuevas voces
venezolanas con mayor reconocimiento entre sus coetáneos de América Latina, favor
del que no es ajena su labor en las vibrantes páginas de Digo•Palabra•Txt. Éste es su primer poemario, varios de cuyos poemas
han sido celebrados en redes sociales de lengua española.
Al mismo tiempo esta
actividad digital se presta a malentendidos, como el de sumar su nombre a la Alt-Lit con ánimo de menosprecio. Quiero
pensar que se debe al desconocimiento de la plurialidad de dicha comunidad de
autores, a los que se suponen valores negativos como
el solipsismo narcisista y la exhibición de una intimidad banal.
Todo lo desmiente el
alcance de su escritura. Oriette parte de la vivencia del dolor en propia piel como
ciudadana de la capital de un país enfermo. Es decir que desde un núcleo
doliente abarca el cuerpo de toda una sociedad, cuyos males expone. Su poesía es,
por tanto, profundamente política —y ahí compartiría actitud
con lo mejor de la Alt-Lit, aunque sus diferencias formales son muchas.
Esta postura política
de la poeta no es producto de lecturas teóricas o consignas partidistas. Siempre
surge de la experiencia cotidiana. Por ejemplo, del hambre:
"Nos dicen que aquí vale más el derecho a la
alimentación que el derecho a la vida. Y morimos, pero comemos. En mi pecho se
devoran paraísos, playas."
También se trata de
una experiencia como mujer, que la conduce a escribir uno de los poemas sobre
feminicidios más penetrantes que he podido leer, titulado "A los hombres no les gustan
las mujeres rotas":
"Nadie sabe que es poco hombre
hasta que toca a una mujer
para romperla."
hasta que toca a una mujer
para romperla."
En cuanto al aspecto
formal, la poesía de Oriette D'Angelo reserva a detractores la sorpresa de una
hermandad con autoras-clave de la nueva
poesía española, como Luna Miguel e Irene X. Las emparenta una expresividad
que apura el poema hasta el epigrama ("Solo
nos diferencia la enfermedad que escogemos / y la que nos imponen."),
el recurso de la repetición y el ingenio verbal ("En caso de incendio, rompa el vidrio. En caso de incendio, rompa
en llanto.") y una prosa poética que desarrolla cada imagen con
amplitud:
"Después de tres intentos de
socorro y una nevera vacía te digo: primero está el incendio que tú, primero la
casa que tú y primero que tú estoy yo y yo y todo mi músculo desgastado. Que la
ira no se apaga con el agua. Que el resentimiento es blidaje. Que la casa no se
quema sin el cuerpo. Que nunca fuimos anatómicos ni vulnerables."
Desastres, accidentes, heridas —íntimas
y sociales. Enfermedad del corazón de todo un sistema que ha privilegiado la
abstracción en detrimento de las personas:
"Basta que nos desvistamos para comprender
que solo somos una necesidad."
que solo somos una necesidad."
-- una reseña de Tive Martínez, 2017
-- "Cardiopatías" de Oriette D'Angelo (Monte Ávila, 2016)
-- spoken word del poema "Rodilla en tierra", por Tive Martínez en Soundcloud:
No hay comentarios:
Publicar un comentario