se pudre la desterrada merienda?
No, no lo sabe. Ni lo imagina.
¿Cómo reconocer la manzana
que el niño arrojó, sin descarnar,
en esta desecada momia?
¿Que aplastó con sus manos el fruto,
como quien revienta una víbora
por el placer de desentrañarla?
La madre trocea medialunas
de pera, lo mismo si cercenara
sus uñas y las aderezara.
Colorido sepulcro, el tupperware,
El kleenex como sudario.
Cuna de larvas de los mosquitos.
¿Quién medrará estallando naranjas
con la indolencia del que destroza
ácidos cráneos de alienígenas?
Vitamina sumida en el asfalto,
meticulosamente mordisqueada
por aureolas de hormigas.
La desnutrición avanza en tanto
no distinguimos corazas de cucaracha
de pellejos de mandarina.
-- poema y fotografía de Tive Martínez, 2016
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