lunes, 24 de agosto de 2015

"SIAMESA", de MARÍA RAMOS

-- una reseña de José María Martínez, 2015



Igual estoy exagerando, pero afirmo que la almeriense María Ramos es autora de la mejor traducción de Sylvia Plath en nuestro idioma con su versión transparente de "Tres Mujeres" (Nórdica, 2013). Ahora voy a exagerar con el elogio de su primer libro de poemas, el muy esperado "Siamesa" que este verano nos ha traído El Gaviero

Sin más miramientos: "Siamesa" lo tiene todo. Comenzando por el diseño tan cuidado -herencia de Ana Santos-, la excelente ilustración de portada de Cristina Llorente y -aunque todo lo anterior importa mucho- una serie de poemas para leer y volver a leer consciente de que me golpean, me sacuden y me hacen crecer como hombre.

María Ramos ha escrito este libro diez años después de su experiencia de maternidad precoz en carne propia. El libro no viene, para nada, a decirnos lo bonito que es ser madre. Aquí el colecho se da objetiva y brutalmente. Nace la hija y, de pronto, la madre tiene dos cuerpos que cuidar. De repente, le crecen a la madre dos brazos extra, porque no hay padre que colabore en la crianza.

Aquí todo se desdobla. En este parto sangriento, junto a la hija, la madre da a luz a "una medusa", ese "pastel de carne" que los médicos llaman placenta. La maternidad convierte a la madre en animal por partida doble. "Siamesa" no se detiene a glosar los beneficios del parto natural o la lactancia materna, que quedan para las revistas donde aparecen esas fotos de bebés limpitos y sonrosados. Aquí la madre pare "un aullido". Aquí la niña es "un colibrí enrojecido / que se acerca y chupa / mi cuerpo".

Otra cosa es que el dolor, el asco y la culpa se hagan los dueños del cuerpo. Este tampoco es el caso. María Ramos se asume como poeta desde el cuerpo. Sin necesidad de más explicaciones a los Guardianes de la Compostura -quiero decir, de la Literatura. Y en ese cuerpo asumido, las heridas hacen que la piel refulja: "Desnuda soy / una manada de ciervos. // Púrpura, / no un pájaro muerto.

Si bien su experiencia de madre pudo ser privada, al poetizarla queda transformada en experiencia de toda mujer. Todavía más: la maternidad es la experiencia femenina por excelencia, la que la sociedad y la familia espera. Pero María Ramos, madre sola y marginal, adopta la posición más transcendente y transgresora. 

"Siamesa" profundiza, además, en asuntos oscuros como el del aborto, del que no he leído un texto que me conmueva y me convenza más que el escrito por esta autora. Otro de los poemas , implacablemente bello, va dirigido a la futura pareja, quien debe renunciar a la paternidad ya que ella ha decidido no tener más hijos. Esto le convertirá nada más -y nada menos-, ya no en padre, sino en "hermano".

Vuelvo a abrir el libro. Compruebo la dedicatoria: "Para ella". María Ramos toma a su hija y camina con ella sobre sus hombros.



martes, 11 de agosto de 2015

Dos poemas de W. B. YEATS


RUMBO A BIZANCIO

Éste no es país para viejos. Los jóvenes
andan tomados del brazo, los pájaros en las ramas
(¡oh vidas efímeras!) con su canción.
Ríos saltadores, mares rebosantes de riqueza.
Pieles, plumas o escamas, todos celebran
cuanto es engendrado y nace y muere.
Presos de esta música sensual, ignoran
las obras del intelecto que no tiene edad.

Un hombre viejo no es sino algo despreciable.
Un abrigo hecho jirones sobre una estaca, a menos
que el alma marque el compás y cante, cante alto
por cara jirón de su vestidura mortal,
pero no existe aquí escuela de canto, solo se estudian
los monumentos de su propia grandiosidad.
Por eso he cruzado los mares y he venido
a la ciudad sagrada de Bizancio.

Sabios que adoráis el fuego sagrado de Dios
dispuestos como en dorado mosaico,
traedme el fuego sagrado, volando en espiral,
para ser los maestros cantores de mi alma.
Devorad mi corazón (que, enfermo de deseo,
atado a un animal que agoniza,
ya no sabe qué es) y abrazadme
en el artificio de la eternidad.

Una vez fuera de natura, mi cuerpo
no tomará forma de cosa natural alguna,
sino la forma que los orfebres griegos
dieron al oro a martillazos y de oro esmaltaron
para mantener despierto a un aletargado emperador.
Posado sobre una rama dorada, cantaré
a los nobles hombres y mujeres de Bizancio
todo lo pasado, lo presente y lo que vendrá.



LOS HOMBRES MEJORAN CON LA EDAD


Estoy desgastado de sueños:
un tritón de mármol, expuesto a las inclemencias
en medio de la corriente.
Y el día entero contemplo
la belleza de esta mujer
como si fuera una bella fotografía
que hubiera encontrado en un libro,
complacido de llenarme los ojos
y los oídos que todo lo oyen,
encantado de no ser otra cosa que sabio
pues los hombres mejoran con la edad.
Y aun así, aun así,
¿es éste mi sueño, o la verdad?
¡Ay, si nos hubiéramos conocido
en mi ardiente juventud!
Pero me he hecho viejo entre sueños,
un tritón de mármol, expuesto a las inclemencias
en medio de la corriente.


-- poemas de William Butler Yeats (1865 - 1939)
-- traducción de José María Martínez, 2015

POEMA SOÑADO

  Quem vem vindo ali / tá capengando numa perna só Só pode ser coisa ruim / como bem já dizia minha vó (Paulo César Pinheiro) Nuestra casa, ...