Veo algo
escrito y se me van los ojos
a las letras
como si fueran tetas.
Es superior a
mí: me es imposible
cagar sin un
libro entre las manos.
Llevo puestas
las gafas de poeta
y en todo
hallo motivo de arrebato.
Invento un
haiku, una greguería:
por puro
hábito, auténtica compulsión.
Continuamente
me limpio las gafas
con un esmero
de masturbador.
© José María Martínez / Tive
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