Leo en la biblioteca
que los insectos del Amazonas
adoptan el color de su entorno para ocultarse de los depredadores.
Estoy satisfecho por aprender algo nuevo,
aunque no puedo evitar la
melancolía de saber
que nunca iré a la selva.
Cerca de casa,
crecen unas margaritas
silvestres.
Como de costumbre,
tomo una flor
del tallo pero, en el momento de
arrancarla, me parece observar un movimiento.
Una pequeña araña amarilla se hace visible en el borde de un
pétalo
y de inmediato vuelve a
esconderse.
Con el arrobo de un niño en su primera comunión,
me digo muy adentro:
camuflaje.
© José María Martínez / Tive
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