traducción de José María Martínez
Alcachofas
Hasta que seáis las últimas
en sentaros en la esquina del café y
ella bese el ron oscuro del
borde de tu vaso y te instruya en
el arte de comer alcachofas
hasta entonces
todavía, no serás mujer.
Hasta que juntes suave hoja con labio,
roces lengua con carne,
muerdas el lóbulo,
tragues el zumo
que ella dice te purificará,
hasta que la abras, gimas al ver su color,
veas su puro centro y aprendas para
lo mejor que sirven los dedos
hasta que llegues más al fondo
de ese tupido corazón caliente,
la vida no habrá empezado.
Antes de que te lo prometa.
Antes de que mienta.
Antes de ser destrozada, compuesta y
y vuelta a romper, no serás una amante.
Recuerda que en la noche perfecta y
y bajo la luz perfecta
cualquier idea parece buena
y el amor
el amor suele estar mal aconsejado pero
ser valiente.
Lo más importante es
no preocuparse. Las líneas de tu rostro
nunca podrán impedir que salga el
sol. Tus lágrimas no tienen efecto sobre
el clima. Siempre habrá guerras en el mundo.
La guerra de tu cuerpo es la única que
puedes estar segura que ganes
o pierdas, siempre volverás a perder.
Bebes más agua que ron, hoy
en día, ¿no es verdad?
Pero bebes en su memoria, ¿no es
así?
Y solo comes alcachofas en ensalada.
Nunca enteras.
No en un café de una calle oscura a
medianoche.
No con ella.
Nunca con ella, o con una como ella.
-- Yrsa Daley-Ward es escritora, modelo y actriz.
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