Los años lograron que mi lengua
salga en busca del puro alimento.
Sed y hambre me remueven
—y ni tan siquiera.
Mis pupilas se abren solo para las moscas
que, transparentes y esquivas,
danzan delante de los ojos.
Cuando no hay nada que aportar,
el pensamiento bizquea con pasos de niño
hacia el ensueño.
—un poema de Tive Martínez, 2018
jueves, 22 de marzo de 2018
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