dichoso el esquimal pues sabe nombrar los
múltiples matices de la nieve que inunda de color su territorio
en cuanto a mí no soy capaz de pintar en estos
muros de cemento y acero que me rodean como una olla cuya tapadera es el cielo
miro hacia abajo y no diferencio mis
pantalones del polvo lunar en que desaparecen
el cuerpo se difumina detrás del uniforme
bienaventurado el pigmeo envidia tengo del
bosquimano ah del tuareg
© José María Martínez, 2013
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