Tras varios
años de ser finalista en los principales premios nacionales y convertise en recitadora
de culto, BÁRBARA BUTRAGUEÑO (Madrid, 1985) debuta en las librerías con
"INCENDIARIO" (2013, Polibea). La autora es además una conocida pintora
callejera, ilustradora y -créanlo- abogada.
"Incendiario"
es un verdadero diario de incendios íntimos debidos a la confrontación de un
cuerpo individual con otros cuerpos, los de amantes que abrasan y luego
abandonan, pero también los de víctimas calcinadas por la guerras de la
sociedad: poemas en llamas, que no rescoldos ni cenizas. También se quema el
propio cuerpo debatido entre "la
enferma y débil Bárbara" y "la
insurrecta la deseada".
La escritura
de "INCENDIARIO" crece en intensidad, como una hoguera, desde un
comienzo donde la poeta deja claras sus intenciones:
(...) entender que la forma más perfecta del amor
es el regreso
y volver a uno para no negarse jamás
volver a uno para ser el centro de toda ausencia
y cobrar sentido en la casa propia de los huesos
en la oscura biología del deshaucio que se impone.
Bárbara
Butragueño tiene una voz terrible que se traduce en poemas donde la anécdota
privada -que nunca se cuenta: la autora no es exhibicionista- es transcendida
para convertirse en metáfora, en creación ardiente.
La última
parte del libro, "Cremación", no invoca el nombre de Alejandra
Pizarnik en vano ("No quiero ir nada
más que hasta el fondo") y contiene unos poemas, versificados o en
prosa, que dejan grabadas a fuego imágenes poderosas:
"y nosotros como dos bolsas de aire
friccionadas
escurriéndose como residuos de jalea transparente"
"aunque camine con la boca abierta
como una excavadora llena de escombros"
"mi pequeña, tú que conoces la leche sucia de
los días, la cólera interminable de la sed"
"INCENDIARIO"
es poesía ígnea de la más alta temperatura literaria y emocional que pueda encontrarse
hoy en día.
© José María Martínez, 2013
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