(a Berta García Faet)
Como condenado a
muerte
a quien conceden la palabra
y no tiene nada que decir.
Siento la cabeza rellena de cemento.
Por dentro arena en lugar de sangre.
Solo quisiera echarme a dormir.
Más paz y menos versos
es
mi última voluntad.
Y que acabe de una vez
este
juego del ahorcado.
© José María Martínez, 2013
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