un diálogo constructivo
quiero
hablar de la risa falsa.
del
todo está bien.
del
juguemos limpio a puñetazos.
del
besemos la mano que golpea.
este
muro construido con los huesos de ella.
esta
encimera pulida con sus lágrimas.
hay
hombres
en
todas partes
bailando
al
son de la complicidad.
el
ruido del silencio
que
zumba y zumba y zumba y zumba
fuerte
en torno a tu cabeza.
este
suelo cubierto con tus cosas.
tus
bellas palabras sobre la humanidad.
son
también silencio.
la
risa es silencio.
silencio
que crece en volumen.
rezo
por las palabras que saben a fuego.
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soy ese ruidito
que presenta migrañas en forma
de lágrimas.
que presenta migrañas en forma
de lágrimas.
soy
alérgica a los sentimientos
en
esta tarde de domingo
sola. dios me guarde,
digo
habiendo perdido la costumbre.
esas
cosas del pasado que sobreviven.
ciertas
frases que
siempre
me digo en español
automáticamente
como
si en realidad quedara algo
en
mis venas —
una
pérdida que se auto afirma
en
este ensueño de estabilidad
de
corporeidad
de
personalidad
de
haber tenido alguna vez
un
nombre que no fuera dolor.
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es importante ser algo
es
como una vida. real como la vida misma.
me encaramo a un error
y me
reinvento con la forma
de
un error más acertado —
unas
gafas bonitas
sin
lentes,
zapatos
que no me quedan bien,
un
pecho que duele siempre.
hay
una lista de cosas
necesarias
para ser persona.
yo
no quiero ser persona,
pero
no tengo elección.
así
que desciendo y
beso
los pies.
asciendo
y lamo
la
rodilla.
te
doy mi cráneo
para
que hagas con él lo que consideres.
cultivas
flores en mi cabeza
y
las cortas demasiado rasas.
me
pinto las uñas bonitas
y
qué más da. a quién le importa una mierda.
yo
intento que no importe una mierda
pero
no me queda bien.
me
pongo mi ropa. me pongo mi cuerpo.
salgo
al patio y me avergüenzo
a
los ojos de todas las cosas.
(una traducción de José María Martínez / Tive, 2015)
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