lunes, 23 de enero de 2017

Un texto urgente de ARIANA REINES


La poeta y dramaturga Ariana Reines ha publicado hoy en su blog personal un texto de intención no literaria en el que revela su experiencia de víctima de abuso sexual con motivo de la Marcha de Mujeres contra Trump. Hago mi traducción de urgencia.







EL SILENCIO Y ALGUNAS DE SUS COMPENSACIONES



Gestionando su abigarramiento…
El sedimento que cae al  fondo

Decantando agua gris desde arriba

Su precipitado

Sus pequeñas sensaciones robadas

Cien millones al día

Al final el aburrimiento

Un minuto más que pasa 

Para probar qué lejos está qué imposible resulta decirlo…




Hola.


He estado ausente un tiempo. Es lo que busqué. Es lo que necesitaba. No me gusta que las cosas se enquisten. Excepto cuando lo hago. Hay algo perverso en mí que a veces quiere que las cosas se enquisten.  


O algo en mí busca la armonía con el mundo. Algo en mí —sin literaturas— quiso saber cómo sería ser una persona que entierra el dolor. En eso consiste ser adulto, me decía.  Llegar a la iluminación por algún dolor nunca revelado. Vivir con ello solo para probar que se puede.  


Cada vez que intento exponer esto claramente y con rapidez hay algo que no me lo permite. Pero necesito decirlo, ahora, necesito sacarlo fuera.


En 2014 fui víctima de un —llámalo como quieras— acoso sexual en el trabajo. El tipo era bien conocido por su comportamiento asqueroso con las mujeres: con sus compañeras, sus subordinadas, sus superiores. El tipo era y sigue siendo un cerdo conocido. Lo demandé y obtuve un acuerdo extrajudicial a finales de 2015.  Pero no pude conseguir que lo despidieran. Se me ha prohibido por ley hablar de esto. 


El caso es que esta experiencia removió viejos asuntos dentro de mí. Cosas que pensaba que habían terminado. Violación, abuso sexual —lo normal— no quiero desviarme con el poder hipnótico de los detalles porque el dolor me aburre, fueron cosas normales y otras menos normales que sufrí delante de mi familia y que sufrí también en público.  


Ser despojada. Tener la experiencia de ser despojada y también, a veces, escapar solo para volver y ser despojada de nuevo.  


Ir en contra de mi padre, de mi familia entera, para poder estudiar. Ocuparme de mi madre sin techo mientras estudiaba.  Ser buscada, ser perseguida, sufrir abusos, eso también.  Ser golpeada. Ser manoseada. Ser acosada. Viejos terrores, como sudor que se seca al final de tu espalda, un viento frío que la recorre. Viejos asuntos de mierda a los diez, a los veinte años, por los que pensé que no viviría mi vida. Todo me vino de vuelta.


Todo de vez, por causa de ese cerdo y su posición de poder, por causa del poder institucional detrás de ese cerdo, me quedé mirando– ¡mirando!– petrificada como espectadora de una espeluznante ejecución pública mientras la memoria muscular, la pesadilla, el terror físico absoluto de antiguas experiencias no borradas me ardían por dentro.  


Mi cuerpo se volvió, aparentemente, un saco de basura. Mi cuerpo me demostraba que era— como siempre había sido— la momia de tal basura.  El diablo dentro de mí me decía que mi propósito era ser el contenedor de semejante basura embalsamada.  De la oscuridad de un cretino. Algunos diablos del exterior también me lo dijeron.  


Pero lo peor de todo:


Me odié a mí misma por sentirme tan mal. Me odié por quedarme mirando – ¡mirando, mirando, mirando! Por quedarme mirando fascinada mi propia desintegración, habiendo visto tanto a mi alrededor…  por dejarme hipnotizar por la muerte…


Especulé con la esencia de la femineidad, que consistiría al final en ser despojada. Que la condición de ser mujer, la verdadera condición de ser mujer, sin entrar en consideraciones de su posición genital, sería ser despojada, ser —o mejor— ESTAR en condiciones, dispuesta para ser expoliada. Y que esto es lo que conectaría el feminismo con la raíz de todo movimiento social…


Cuento esto ahora porque el sábado fue hermoso.  


Lo cuento no por lo que estamos viviendo. Lo cuento porque queda más, mucho más por decir.  

Lo cuento ahora porque trato de ser directa– porque no “quiero” escribir sobre “ello” pero si no lo saco fuera sería incapaz de escribir en público sobre cualquier otro asunto. Porque me despierto de noche con la sensación de un peso sobre mi cuello que me comprime la tráquea y me ahoga.  


Y lo cuento porque hay cosas buenas y muy buenas, cosas mágicas y cosas divinas que he visto y me han atrapado. Y porque he sido sanada, sobre lo cual contaré más adelante.


Y lo cuento ahora porque, aunque mucha gente está alzando sus voces, todavía hay un silencio enorme e inimaginable en este mundo, y algo de ese silencio quizás esté en ti, y si está en ti te perdono por tu silencio y rezo para que puedas perdonarte por no ser ya capaz de sentir deseos de estar en el mundo, y te perdono si olvidaste cómo estar en el mundo, si ya no lo resistes. Y si has tenido que buscar un lugar seguro y a oscuras para que tu sufrimiento no te atormente, espero que lo hayas encontrado y que cuando termines con él espero que vuelvas a estar conmigo.


Lo cuento ahora porque es tiempo para escucharnos a nosotras mismas y a las demás. Porque estamos cuerdas.  Y porque somos preciosas. Y porque deseamos ser mejores. Y porque hemos llegado a ser mejores, lo somos y lo seremos.


Lo cuento ahora porque queda mucho más por decir y hacer. Hay una vida para reconciliarse con el mundo: todas nuestras vidas.  


Voy a poner en práctica diferentes cosas y voy a cambiar aquí.  Quiero cambiar contigo.

#acososexual #abusos #trauma #silencio #femineidad #profesión #feminismo #mujeresenlavidapública #violenciaestructural #capullos #dspt


-- texto original de Ariana Reines:
 http://arianareines.tumblr.com/post/156263967683/silence-some-of-its-wages

-- traducción de Tive Martínez


 

domingo, 22 de enero de 2017

"CARDIOPATÍAS" de Oriette D'Angelo (reseña)






Oriette D'Angelo (Caracas, 1990) es una de las nuevas voces venezolanas con mayor reconocimiento entre sus coetáneos de América Latina, favor del que no es ajena su labor en las vibrantes páginas de DigoPalabraTxt. Éste es su primer poemario, varios de cuyos poemas han sido celebrados en redes sociales de lengua española.

Al mismo tiempo esta actividad digital se presta a malentendidos, como el de sumar su nombre a la Alt-Lit con ánimo de menosprecio. Quiero pensar que se debe al desconocimiento de la plurialidad de dicha comunidad de autores, a los que se suponen valores negativos como el solipsismo narcisista y la exhibición de una intimidad banal.

Todo lo desmiente el alcance de su escritura. Oriette parte de la vivencia del dolor en propia piel como ciudadana de la capital de un país enfermo. Es decir que desde un núcleo doliente abarca el cuerpo de toda una sociedad, cuyos males expone. Su poesía es, por tanto, profundamente política y ahí compartiría actitud con lo mejor de la Alt-Lit, aunque sus diferencias formales son muchas.

Esta postura política de la poeta no es producto de lecturas teóricas o consignas partidistas. Siempre surge de la experiencia cotidiana. Por ejemplo, del hambre:

"Nos dicen que aquí vale más el derecho a la alimentación que el derecho a la vida. Y morimos, pero comemos. En mi pecho se devoran paraísos, playas."

También se trata de una experiencia como mujer, que la conduce a escribir uno de los poemas sobre feminicidios más penetrantes que he podido leer, titulado "A los hombres no les gustan las mujeres rotas":

"Nadie sabe que es poco hombre
hasta que toca a una mujer
            para romperla."

En cuanto al aspecto formal, la poesía de Oriette D'Angelo reserva a detractores la sorpresa de una hermandad  con autoras-clave de la nueva poesía española, como Luna Miguel e Irene X. Las emparenta una expresividad que apura el poema hasta el epigrama ("Solo nos diferencia la enfermedad que escogemos / y la que nos imponen."), el recurso de la repetición y el ingenio verbal ("En caso de incendio, rompa el vidrio. En caso de incendio, rompa en llanto.") y una prosa poética que desarrolla cada imagen con amplitud:

"Después de tres intentos de socorro y una nevera vacía te digo: primero está el incendio que tú, primero la casa que tú y primero que tú estoy yo y yo y todo mi músculo desgastado. Que la ira no se apaga con el agua. Que el resentimiento es blidaje. Que la casa no se quema sin el cuerpo. Que nunca fuimos anatómicos ni vulnerables."

Desastres, accidentes, heridas íntimas y sociales. Enfermedad del corazón de todo un sistema que ha privilegiado la abstracción en detrimento de las personas:

"Basta que nos desvistamos para comprender
            que solo somos una necesidad."

 

-- una reseña de Tive Martínez, 2017


-- "Cardiopatías" de Oriette D'Angelo (Monte Ávila, 2016)

 -- spoken word del poema "Rodilla en tierra", por Tive Martínez en Soundcloud:

 

lunes, 9 de enero de 2017

"GenES", de Zhivka Baltadhzieva (reseña)



Las palabras corrompidas se purifican cuando un nuevo hablante las devuelve a la vida. Es el caso de Zhivka Baltadzhieva (Sofía, 1947), búlgara por nacimiento y cultura, quien ha adoptado el español como residencia de sus traducciones y poemas propios.

Escarabajos de raro cristal amarillo, pliegues
de hojas esmeralda, agarrotadas garras traslúcidas,
sucios restos de plumas, pico abierto y los ojos
charcos.

La mirada nebulosa se agiganta, se cierne
sobre el infinito.

Trepan hormigas por la nubes.

Un pájaro roto por aquí, en ese taller
de desmontaje, trastorna lo inmediato,
lo inabarcable,

lo interior.

Por su larga trayectoria, Zhivka sabe de la belleza y el horror, la ternura y la violencia que, como toda creación humana, contienen las palabras. A diferencia de poetas que se hunden en el desengaño y la acritud, o al menos recurren a la ironía —o al humor negro, por nombrar a la polaca Wislawa Szymborska, con quien comparte percepción de la ausencia de distancia entre la eternidad y el instante— ella solo pregunta e indaga, porque carece de respuestas.

Acurrucarme en una vocal prolongada,

en la umbrosa mirada del paisaje.
Salvarme allí.
¿De la muerte? ¿De la vida?
¿De connotaciones y sugerencias?
¿Por qué ser consciente
y no simplemente respirar redención, redimirme?
El Gran Colisionador de Hadrones
recrea el principio y el fin,
mis inconsistencias,
mi amor absoluto,
el tóxico sueño del núcleo,
el filamento del horizonte sobre mi piel,

sobre tu piel.

Ese cuestionar constante la hace valerse del vocabulario científico —con sus raíces griegas, tan apelativas para un poeta— para tratar de dar nombre a una realidad que se encuentra en permanente cambio. Todo un ejemplo de método inductivo aplicado a la construcción de poemas que, en sus manos, resultan demoledores de certezas, críticos con la actualidad tecnológica —que no es tanta, pues ya existían, como ella sabe, cuchillos en Atapuerca— al tiempo que fascinada por la maravilla natural, cuando no estremecida al descubrir sus extravagancias:

Los telescopios pretenden haber visto

cómo un agujero negro
escupe una estrella y la expulsa
de la Galaxia...

- ¡Fuera! ¡Fuera! ¡Fuera!

No, no hacemos otra cosa, no hacemos otra cosa,
excepto repetir y repetir,
repetir y repetir
los gestos

de lo no-orgánico.

Asistir al temblor de nuestro idioma, recién nacido en la voz pequeña de Zhivka Baltadzhieva, es una experiencia vivificante.



-- una reseña de Tive Martínez, 2017 

-- "GenES" ha sido publicado por Amargord Ediciones


domingo, 8 de enero de 2017

Un poema para Leia


En un principio la inocencia del chaval de pueblo 

que consigue un beso de la realeza antes de saltar al vacío

tan valiente y tan cretino


En la segunda parte descubrir avergonzado que ella estuvo todo el tiempo

en brazos del malote


Pensar que una chica así iba a enamorarse de un palurdo

es totalmente ridículo


Las princesas guerreras se van con los contrabandistas

y a ti te quieren como hermano


Enrollarse contigo sería incesto


Por fin en la tercera asumir que ella tiene el poder y sentirse identificado

no ya con el monje ni con el aventurero

sino con el gusano gordo maloliente y viscoso


El que muere babeando estrangulado con la propia cadena

de aquella que creía a su servicio




-- Tive Martínez, 2017

LOS JUSTOS Y LOS CREYENTES (poema)

"Me quiero asegurar que mi sombrero está bien roto y que los rayos pueden entrar en mi cabeza" (Veneno) los justos y los creyentes...