jueves, 3 de noviembre de 2022

POEMA SOÑADO

 


Quem vem vindo ali / tá capengando numa perna só

Só pode ser coisa ruim / como bem já dizia minha vó

(Paulo César Pinheiro)


Nuestra casa, tan pobre que entran las hojas secas, entran palitos, entran plumas, entran ratones, entra
el remolino.

Una noche entró una pierna, toda larga y musculosapierna bonita articulada, pierna ágil de hombre
araña.

Saltó sobre la mesa de la cena y caminó entre los platos con huevo frito y patatas fritas, pisó las migas
del pan duro.

Sobre la punta del dedo gordo, hizo piruetas, se miró en el reflejo del agua de los vasos, bailó una jota, nos hizo
risas.

Los mayores no querían una pierna encima de la mesa, no querían que bailara, la querían fuera.

Y ya no volvió a entrar la magia por el roto de la puerta. ¡Que no estaba sucia, que era alegre, jotera
y limpia!

Pero la puerta sigue 
rota.


—soñado por Tive Martínez en la madrugada del Día del Sací, 2022


miércoles, 18 de mayo de 2022

CAMISETA MOLONA

 


Yo soy aquel que va al trabajo con una gorra descolorida que pone Amsterdam.

La compré para el sol cuando estuvimos en Amsterdam y siempre me recuerda a los flamencos color de rosa

que nos llevó a ver Nadia de Vries, tan alta y tan rubia, y nosotros tan bajitos y morenos.

Una cosa que tiene usar la misma ropa durante años es que se le van pegando los recuerdos como pelos de gato.

Todas las camisetas que tengo las compré en un 3 x 1 y son las que uso para todo.

Para trabajar o para dormir me pongo la misma camiseta blanca con el T-Rex de Basquiat que llevaba puesta en una visita al Musée d’Orsay

donde me dijeron hey, nice T-Shirt!

La he gastado tanto que se me transparenta el ombligo
Pero no estamos para tirar.

Aquí no se tira nada.

 

-un poema de Tive Martínez, 2022

jueves, 17 de marzo de 2022

AHÍ, PRECISAMENTE

 

 

Como cuando te salta una langosta

al pelo y el pobre bicho se queda enganchado

con sus patitas crujientes.
 

Y lo dejas estar por no romperle nada

porque no hace ningún daño. Así me pasó

con aquella señora del asilo.

 

Ella estaba con su hija. Yo, de visita,

y se me lanzó de pronto a la entrepierna

con toda el alma.


La hija se afanó por separarnos

porque solo veía demencia en el gesto

y no la calaba.


Los viejos necesitan a los jóvenes

para no morir. Se mueren por un roce

de carne viva.


Dejé que se aferrara ahí, 

precisamente. No quise quebrar los nudos

de mano tan delicada.



--un poema de Tive Martínez, 2022

 

domingo, 23 de mayo de 2021

DANCIN' IN THE MOONLIGTH (un poema)



Domingo en la mañana es día de prodigios. 
Hoy toca saber cómo resuelve Spider-Man
su enfrentamiento con el Lagarto.

De paso, ya que voy al quiosco, veré

qué otras maravillas me ofrece Marvel

—DC todavía no forma 
parte de la compra semanal.
La verdad es que estoy súper 
animado
 —por fuera parezco el típico treintañero friqui que camina raro
por dentro voy emulando la performance de Ted Raimi 
en aquel episodio musical de Xena, la Princesa Guerrera. 
Mi percepción del mundo está alterada 
—me fijo en cosas que normalmente no tendrían relevancia.  
Al final de la calle un coche viene haciendo giros
extraños, todavía
está lejos pero se aproxima
a demasiada
velocidad.
Me pilla con un pie
it's a suppa-
natural delight! en el aire
y se estrella contra la reja de un comercio cerrado.

Tengo la sensación de haber hecho un
quiebro
con la cadera, al ritmo
funky-disco 
everybody feelin' warm & bright!
El conductor sale del siniestro con los dedos
en
un ángulo imposible, riendo y sangrando.
Me mira como queriendo
seguir la fiesta,
pero yo miro la papelera
descuajarringada
a mi lado y continuo
hacia el quiosco,
donde descubriré que me hice
un rasguño
por debajo de la rodilla —y que el Buitre será
la próxima amenaza para Peter.

 

-un poema de Tive Martinez, 2021

martes, 18 de mayo de 2021

ASCENSIÓN (un poema)

 

La llave del buzón no venía
con el resto, así que estaba lleno,
rebosante de papeles —o igual sí que me la dieron
y la dejé por ahí tirada, porque no esperaba
correo —o quizás me parecía vulgar.
Durante semanas, me complacía
en verlo al borde del colapso, imaginando
los esfuerzos del cartero y de los repartidores
de propaganda para embutir allí algo.
No fue por compasión que, una tarde,
de un zarpazo, arranqué el folleto más sobre-
saliente —justo antes de que la puerta
automática del ascensor se cerrara. Sentí
tal subidón de adrenalina que, desde
entonces
se volvió costumbre —ritual, manía.
Nunca se acababa el suministro. Cada
tarde, al volver del trabajo, hacía acopio
de toda clase de impresos publicitarios,
con el ocasional sobre de contenido electoral.
Lo mismo daba el tríptico de una pizzería-
kebab que un catálogo completo de muebles
o de una ferretería —lo importante era el cosquilleo,
la sensación de tener los reflejos de un ninja.
Creo que me fui enganchando a aquello,
pero es que, además, nunca me dejó
tirado en el rellano —siempre pude entrar a tiempo
a la caja del ascensor y subir al apartamento
con toda la pesca. Leía por encima
aquellos trofeos, miraba las fotos, arrullado
por el motor de las poleas, la placentera
vibración mecánica. En cualquier caso,
de alguna manera, el buzón se fue vaciando,
y llegó el día en que tuve que introducir mi mano
de sepia por su hendidura, con mis dedos-
tentáculos explorando el fondo a ciegas.
El buzón no estaba hecho para eso —a duras
penas pude extraer la pegatina de un cerrajero
24 h. y, en otra ocasión, con gran dificultad, la tarjeta
de un santero experto en amarres. El roce
con aquellos labios de metal acabó
provocandome heridas, que yo lucía
con orgullo en el trabajo. Esta noche,
al sacar la basura, he mirado con desesperación
lo que parecía un buzón vacío —no es posible,
tiene que haber algo más allá adentro.
El ascensor, a punto de bajar —se apaga la luz de golpe. 
Con enorme placer, el filo
desgarra mis heridas. Me estremezco.
Un corte más, y extraigo algo nuevo
con la punta de las uñas —y puedo saltar
sobre el tapete del ascensar sin que la puerta
me arranque la pantorrilla. A la luz mágica
de los tubos, me veo en el espejo
con un billete de 500 € perfectamente
doblado —nunca creí que sostendría semejante
púrpura. El tambaleo al final del viaje me despierta
del encanto –y sé
lo que debo hacer ahora —devolver
el billete a las profundidades y dejar
que el buzón lo entierre bajo estratos de papel.


-un poema de Tive Martinez, 2021.





jueves, 22 de abril de 2021

EPIDERMIA (un poema)


Esas manos /

donde yo las vea //

Las manitas /

quietecitas //

Que no se toca /

te digo // Ojito /

con las manitos //

Te las guardas /

donde te quepan //

Tienes las manos /

muy largas tú // Cómprate

un muerto / y lo acaricias //

Todo lo que quieras /

si tanto te gusta.

 

--un poema de Tive Martinez, 2021

viernes, 6 de marzo de 2020

MUCOLÍTICA

Me gustas cuando estornudas
porque estás
como en trance
y expulsas tus demonios. 

Yo los recibo
con devoción, pues salen de ti, 
son tuyos.

Me gustas cuando esputas
porque dejas caer
los kleenex 
por los lugares, miguitas
de tu rastro,
preciadas pruebas 
que analizo,
detective enamorado.


Me gustas cuando rezongas
y vuelves hacia adentro

tus fluidos, celosa rinocerontesa, 
guardiana de aquello que circula 
por tus húmedas cavidades.

Estás muy sexy con la voz 
tomada.



—un poema de Tive Martínez, 2020

POEMA SOÑADO

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