sábado, 27 de octubre de 2018

Compartir el pastel, por Nabila Lovelace



Te doy dos trozos del pastel de la tía,

mi pastel favorito del mundo.

Es un bizcocho que ella hace,

con el horno a unos 180º, creo.

No soy pastelera, pero sé

que un trozo me sienta bien.

Como madera pulida,

la tía no alcanza a llegar con sus pasos

allí donde acabo de espaldas.

Su hijo encima de mí, cuchillo

en mi cuello como tabla de cortar.



Me dijiste que existen muchas salidas.

Que nuestra amistad era un coche

en el párking, con el techo cerrado

y sin cierre de seguridad. Una vez rogaste

que alguien más capacitado

se presentara a este trabajo, y lloré

como el cabezal de la ducha.



No me sentía merecedora

de un segundo trozo. Qué delicioso

sabe hacer mi tía lo mundano.

Yo nunca he sido un bloque

de arcilla, quieto y sin forma,

pero estaba tranquila y relajada

al sacarme del horno. Y tú te comías

los dos trozos de bizcocho

aunque te pidiera que

guardaras uno para tu madre.

Y fingíamos enfado en la mesa,

en un comedor donde las juntas no

hacen ruido. Cervezas de malta, mano

a mano, burlándonos de una magia que

nuestra escasa yanquicidad no aniquilaba.

Y la pelea de broma que llega al final

en un mar de risas, porque

si traigo dos porciones

sé que las dos serán para ti.



Lo que trato de decir es

que temo que, si te comparto,

tú te marcharás.


-- un poema de Nabila Lovelace, de su libro "Sons of Achilles" (YesYes Books, 2018)
en versión española de Tive Martínez 

Nabila Lovelace nació en Queens. Su familia tiene raíces en Trinidad y Tobago y Nigeria. Su primer libro de poemas examina el espacio liminar entre la violencia y la intimidad.

viernes, 26 de octubre de 2018

Paseo de los Veteranos, por Nabila Lovelace



No soy una mujer
que se entusiasme por
las reliquias militares,
pero me estoy planteando
comprar un arma. De esas
finas como un filete, y aun así
listas para escupir fuego. Y es que
soy una chiquilla sola
y sin compañía. No
tengo un papi que garantice
de noche mi seguridad. No,
solo yo y mi cuchillo más afilado
fumándonos un peta
junto a la ventana;
hay una avenida entera
en memoria de los veteranos
en Tuscaloosa.
La memoria colectiva
es un incordio total.
En mi memoria hay
un camión de mudanzas enorme
que se salta los semáforos
de la avenida:
soy el más grande
sobre este asfalto etílico
y ni el más pequeño
niñito carbonizado
detendrá mi risa maniaca.
Dudo que tenga valor turístico
si estás de visita en un país
que te ha volado el culo
a bombazos. Diosmío. A dónde
voy con mi pipa de juguete. Quién
me creo que soy,
viviendo en un país
que rinde homenaje
a una maquinaria que mata
miles de niños
y luego escribe
Dios bendiga América
en sus matrículas,
lo cual me garantiza
el peor
de los karmas.

--un poema de Nabila Lovelace, extraído de "Sons of Achilles - poems" (YesYes Books, 2018) - en versión española de Tive Martínez

Nabila Lovelace nació y creció en Queens. Su familia tiene lazos con Trinidad y Tobago y Nigeria. "Sons of Achilles" es su primer libro de poemas. La autora reside actualmente en Tuscaloosa (Alabama), donde se encuentra el Paseo de los Veteranos, un bulevar con rotondas que exhiben cañones y vehículos militares. El poema puede encontrarse,  en una primera versión ligeramente distinta de la definitiva que aparece en el libro, en The Offing Mag: https://theoffingmag.com/poetry/veterans-memorial-drive/

viernes, 12 de octubre de 2018

TRES MAESTRAS


1
Como soy un niño responsable, no puedo
llegar tarde a la fila de párvulos, y menos
acabando el himno, así que corro, corro
y tropiezo sobre el azul del mar el caminar
del sol. Ahora doña Julia me ha subido
encima de la mesa para ponerme agua
oxigenada y mercromina, y toda la clase
puede ver mis calzoncillos blancos, pero
yo solo pienso en la peste que proviene
del pelo lacado de doña Julia, los lustros
de pomadas y ungüentos, la dictadura
del halibut refregado sobre el cuero
cabelludo, la permanén que me hace
cosquillas en el escroto que se contrae.

2
Dicen que la de inglés lo hace aposta,
que viene al insti con minifalda y se agacha
para que le veamos el sujetador a juego
con las bragas. Les dice a las chicas
que tienen que depilarse las piernas
y los sobacos. Dicen que se te arrima
y se toca con el canto del pupitre.
La de inglés lleva el pelo estirado
con una coleta que baila de lado
a lado cuando anda con los tacones
por el pasillo. No volverá el año
que viene. Me llama a su despacho
para despedirse. Qué vas a hacer
este verano? Qué me dices? No me
dices nada? Dame un beso
por lo menos. Está de pie sentada
contra la mesa. Al mover la mano, rozo
el borde tenso de su minifalda.

3
Carmen de literatura es pelirroja con gafas.
Siempre lleva unos pantalones elásticos
que se desabrocha cuando le duelen los ovarios.
Me duelen mucho, disculpadme y se suelta el botón
que le aprieta. Hay semanas que está de baja
porque van a operarla. Le grabo canciones
de Wim Mertens de la radio. Es una música muy rara
que nadie conoce —le digo. Qué bonito —me dice.
Y le cuento que es un hombre que toca el piano
y canta con una voz de mujer que se llama contratenor.
Ella me dice que no lo conoce, pero que es amiga
de Carlos Mena. Que puedo ir un día a su casa
a escuchar música de sus amigos. El sábado
voy a visitarla con más cintas de Michael
Nyman y Philip Glass. Ella lleva una camiseta
de color rosa y unos vaqueros elásticos.
Me dice que no se encuentra bien,
que va a acostarse un poco, que me ponga
los discos que quiera. Miro las portadas.
Muchas son del mismo hombre con barba
y la mujer con el pelo negro y largo
que salen con Carmen en unas fotografías
enmarcadas en la estantería. Los discos 
están dedicados a nuestra querida alumna.  
Leo los nombres, Jordi Savall, Monsterrat Figueras,
Hespèrion XX. Estoy tratando de entender

cómo funciona el primer tocadiscos de mi vida
cuando ella me llama desde su cuarto 
con voz muy débil. Ayúdame a quitarme
el pantalón, que no puedo sola — me dice.
Está temblando. Su piel es muy blanca
y tiene zonas enrojecidas. Ayúdame a entrar
en la cama y tráeme un vaso de agua
Cuando vuelvo reparo en una guitarra muy extraña,
como media calabaza, con el cuello doblado
en ángulo recto, apoyada junto a unas partituras.
No me voy a morir, cariño, solo tengo
que echarme un rato. Cierra bien la puerta
cuando te vayas, eres un cielo


-poemas de Tive Martínez, 2018

LOS JUSTOS Y LOS CREYENTES (poema)

"Me quiero asegurar que mi sombrero está bien roto y que los rayos pueden entrar en mi cabeza" (Veneno) los justos y los creyentes...